El home office se ha consolidado como una excelente alternativa para trabajar a distancia, que no solo disminuye los riesgos de contagio de COVID-19, sino la contaminación ambiental y permite a los colaboradores ahorrar en gastos de transporte, comida y tiempo.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México el 45% de las empresas encontró en el trabajo remoto la solución para mantenerse a flote. Antes del confinamiento masivo que aceleró la implementación del home office, esta actividad se vislumbraba como un aliado del bienestar; sin embargo, a un año del inicio de la pandemia, el agotamiento ha alcanzado niveles preocupantes.
El síndrome de agotamiento profesional ha sido reconocido oficialmente por la Organización Mundial de la Salud como una afección que puede tener consecuencias en la salud física y mental de los trabajadores. Uno de los motivos que ha incrementado el agotamiento es que antes de la pandemia el trabajo desde casa se relacionaba con flexibilidad, autonomía, incluso libertad al poder trabajar desde cualquier parte. Pero, el encierro obligatorio impuesto por el confinamiento en casa ha provocado la sensación de encierro.
Aunado a lo anterior, los colaboradores deben equilibrar la vida laboral y familiar en el mismo entorno, lidiando con las clases en línea, así como el estrés y aburrimiento de los hijos, quienes presentan un fenómeno similar, especialmente cuando se comparte espacio con personas dependientes, que requieren atención constante como los niños pequeños.
Ante la necesidad de atender a la familia, el hogar y a los pequeños de la casa, cientos de personas deben trabajar por las noches para cumplir con sus obligaciones, ejerciendo el equivalente a dos empleos de tiempo completo, con el mismo cansancio físico y mental.
Contrario a las familias que se encuentran trabajando hacinadas en casa, también hay otros colaboradores que viven solos, se mudaron a una ciudad diferente para ejercer profesionalmente y se encuentran en aislamiento.
Las primeras manifestaciones del síndrome de agotamiento afectan a la vida laboral, pueden afectar todas las áreas de la vida de la persona afectada: su vida social, familiar, de pareja, su salud y calidad de vida.
Las empresas pueden tomar acciones en aras de la productividad, rendimiento, salud y mejora del clima laboral de sus colaboradores que se encuentran trabajando de forma remota para combatir el síndrome de agotamiento en el home office, comenzando por una adecuada gestión del departamento de Recursos Humanos, una carga de trabajo de acuerdo al horario y capacidades del colaborador, y tener empatía por las situaciones que viven los colaboradores en tiempos de COVID-19, desde ansiedad, temor, hasta enfrentar a la enfermedad.
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